03 Abr Lluvia de estrellas

Esta es la época del año en la que escuchamos por ahí o a leemos en las redes sociales que la lluvia de estrellas está por ocurrir y generalmente salimos muy entusiasmados a las 8 de la noche y miramos al cielo en cualquier dirección y muchas veces no vemos nada. Al día siguiente vienen las preguntas: ¿Por qué hacen tanto ruido por la lluvia de estrellas si no se vió nada?

Una lluvia de estrellas es el nombre coloquial que se le dá al fenómeno natural en el que algunas rocas del espacio atraviesan la atmósfera terrestre. El Sistema Solar está conformado por una estrella que es el Sol, 8 planetas, varios planetoides y muchos asteroides y cometas además de gas y polvo. Cuando los asteroides colisionan entre sí dejan restos de rocas y polvo que se llaman meteoroides. Cuando un meteoroide entra en la atmósfera terrestre  el calor generado por la fricción produce una ráfaga de chispas que cruza el cielo, este fenómeno se llama meteoro. Si este meteoro logra llegar a la superficie terrestre los restos después del impacto se conocerán como meteoritos. Así que las lluvias de estrellas no son otra cosa más que meteoros cruzando la atmósfera de la Tierra.

Otra fuente de meteoros son los cometas que se sabe son bolas de nieve contaminadas con polvo y distintos tipos de hielos, que provienen generalmente del cinturón de Kuiper (los de periodo corto) o de la Nube de Oort (los de período largo); cuando su órbita les lleva a las cercanías del Sol la presión y el viento solares evaporan los componentes superficiales y se crea la tan característica cola de los cometas. Suele ocurrir que algún cometa en su trayectoria por el Sol se desintegra y los restos se transforman en meteoroides. Sí la Tierra, en su camino alrededor del Sol, colisiona con estos restos se producirá una precipitación de micrometeoritos que desde nuestro punto de vista veremos como una lluvia de estrellas.  Cuando un cometa (como el Halley) deja en su trayectoria restos de rocas y polvo y la Tierra, en su órbita alrededor del Sol se los encuentra año con año, tendremos la impresión de que los meteoros emergen siempre de una misma zona de la bóveda celeste -llamada radiante-, por esto es que reciben generalmente el nombre de la constelación que está en esa región. Por ejemplo, las Perseídas aparecen en la constelación de Perseo que, según el Anuario del Observatorio Astronómico Nacional de la UNAM del 2015, iniciarón el 17 de julio teniendo su máximo el 12 de agosto y terminando el 27 de agosto contabilizando alrededor de 140 meteoros por hora en su actividad máxima.

Existe otro fenómeno menos conocido que se llama luces zodiacales y ocurre cuando de las desintegraciones totales o parciales de cometas y asteroides el polvo remanente producirá un pálido destello por la reflexión de la luz del Sol. Desafortunadamente las luces artificiales en la Tierra impiden su visibilidad en la actualidad.

Cabe mencionar que existen diferencias entre lo que se observa en el hemisferio norte y en el hemisferio sur ya que aunque hay lluvias de estrellas en ambos hemisferios es probable que algunas de ellas ocurran unas pocas horas antes del amanecer y eso imposibilitaría su visibilidad.

En la siguiente tabla se muestran algunas de las lluvias de estrellas más copiosas con las fechas aproximadas de su actividad máxima, el nombre del cuerpo del que provienen y el número aproximado de meteoros por hora que se tiene pronosticado. Los datos aquí presentados pueden variar año con año.

La tasa de meteoros está pronosticada cuando el radiante se encuentre en el cenit, en el pico de máximo de actividad, con el cielo oscuro y sin luna. Por esto que algunas recomendaciones es salir bien abrigado y tirar una cobija en el suelo para recostarse y mirar hacia el radiante indicado (según la constelación de origen) para dejar que el ojo se acostumbre a la oscuridad. Es probable que se requiera entre 20 minutos a algún par de horas para poder empezar a ver algunos meteoros. La astronomía requiere de paciencia y buena compañía.

¡Feliz año 2016!